Autor: Libardo León Guarín
Ya se dijo que es difícil hablar de ciudades bonitas, aún entre las más bonitas, porque los lunares que tienen no las dejan. Y la pobreza es fea. Habrá espacios arquitectónicamente defendibles; pero en países como Colombia, ahora les dicen emergentes, los contrastes sociales entre pobreza y riqueza se reflejan de manera innegable en el espacio urbano; el mapa de la ciudad es un mapa de distribución de las clases sociales. Sin embargo, el Banco interamericano de Desarrollo (BID) encontró datos positivos en Bucaramanga que le permitieron avalarla con otras de Latinoamérica como ciudad sostenible. Sin entrar a discutir las bases utilizadas y dejando a consideración de los lectores la parte bonita de Bucaramanga que encontraron los investigadores, veamos algunos indicadores de apoyo para que Findeter trate de aplicar a la ciudad la calificación señalada por el BID.
Las cifras de desempleo urbano suelen estar entre las más bajas del país y se trata de una ciudad en constante crecimiento –para mí este sería un factor negativo- y desarrollo. Presenta niveles bajos de pobreza y mayores números de personas con educación profesional, así como con servicios de internet De economía dinámica en nuevos renglones como la salud y el turismo mejorando la competitividad, ciudad intermedia con marco de planeación urbana e instituciones fuertes, liderazgo evidente para impulsar el dinamismo social y económico y disponibilidad de las autoridades locales para convertirla en ciudad sostenible. (Cfr. “Bucaramanga sostenible”, Revista “Semana”, 19-05-13)
Pero ¿qué es el desarrollo sostenible al cual, en buen momento, aspira la ciudad? Para no quedarnos en retórica y deseos, desde 1.987 Naciones Unidas lo definen con sencillez: es aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades en lo ambiental, lo económico y lo social, estrictamente integrados y equilibrados. Tarea urgente e indispensable. También la ONU advierte que los datos sobre el deterioro del planeta no son alarmistas según opinión de fuentes estadounidenses orientada a seguir haciendo lo mismo sin controles; sino hechos confirmados que nos pisan los talones. En Bucaramanga, más vale tarde que nunca, empezamos a darnos cuenta de que ciudad bonita es ante todo sostenible.
ADENDA.- Para comenzar con algo, excelente idea la de la dirección de la UIS de convertir sus sedes en espacios sostenibles desde lo ambiental, lo económico y lo social; además como laboratorio de investigación y de enseñanza pedagógica. Si los vándalos ¿de qué lado? lo permiten.
Más información: www.vanguardia.com
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