Foto: Adolfo Enrique Herrera / Alcaldia de Bucaramanga
La chimenea en la que se incineraban los gases tóxicos de los residuos del relleno sanitario, dejó de funcionar desde finales de febrero pasado. En la actualidad estos gases se queman sin un proceso de descontaminado. El Carrasco produce al mes cerca de 2 mil 750 toneladas de gases metano y carbónico.
La interrupción de la operación de quemado en El Carrasco obedece a que la Unión Europea, quien pagaba a los dueños de la planta de desgasificación por hacer la quema del gas, entró en crisis y obligó al cierre de este lugar, tal como informó el gerente de la Empresa de Aseo de Bucaramanga, Samuel Prada Cobos.
El funcionario informó que “este programa de las Naciones Unidas, suscrito a raíz del Protocolo de Kioto, consiste en que países desarrollados aportan 14 euros por cada tonelada de gas quemado. Sin embargo, tras la crisis europea sólo se pagan 30 centavos de euro por este mismo proceso”.
Prada Cobos explicó que “a través de unas tuberías, se saca todo el gas que produce el relleno sanitario y se quema para evitar que este sea respirados por la población del área metropolitana de Bucaramanga”.
Según el Gerente de la Emab, en la planta se queman anualmente cerca de 33 mil toneladas de gases tóxicos como el metano y el Co2 a una temperatura de más de 800 grados centígrados. No obstante, el proceso de descontaminado no es el idóneo.
Samuel Prada indicó que la planta inició operaciones desde finales de 2011 y fue apagada a finales de febrero de este año. Asimismo calificó como “timorata” la actitud de la Corporación para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga, Cdmb, que según él, no les interesó que la planta fuera apagada.
Como medida de contingencia la Emab está encendiendo los cabezotes de las chimeneas instalados en cada celda de El Carrasco. Sin embargo, precisó que en este proceso lo que se hace es lanzar al ambiente este gas sin un proceso de descontaminado.
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